Esta semana dejo el trabajo. Han sido días intensos, de despedida de muchos pacientes. Me da pena por un lado; por otro creo que necesitaba un cambio de aires.
Han sido casi cinco años, cuatro de ellos de residencia de psiquiatría. Han habido momentos buenos y malos. En los últimos tiempos parece que tenía demasiado presentes los malos. Supongo que se me han juntado muchas cosas: dormir mal, un problema en las manos que me ha tenido muy fastidiado porque no podía conducir ni hacer música como desahogo... Se me ha hecho duro, sinceramente. Seguramente, como en otros momentos de la vida, también me ha faltado tiempo para poner orden a mi caos mental y tomar conciencia del momento presente. Priorizar lo importante, poner en su sitio lo que no lo es tanto.
Noto que me cuesta la introspección: he perdido práctica. Sin embargo, al mismo tiempo tengo un deseo interno enorme de escribir. Lo necesitaba. Soy consciente. No sé cómo he dejado pasar tanto tiempo...
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