Durante el MIR me he anulado a mí mismo más de lo que mi cabeza puede soportar en condiciones normales. Me he convertido en una caricatura, y lo he pagado caro sobre todo durante estos cuarenta y dos días. A ratos estos días post-MIR han sido casi igual de malos que durante el MIR, curiosamente.
Ahora que he tenido la suerte de poder ir a Nueva York y ver a una querida amiga, creo que he vuelto bastante renovado. Estoy recuperando la integridad psíquica que desde hace tiempo no tenía: poco a poco se va diluyendo ese sentimiento de culpabilidad casi constante y esa ansiedad que parece que encarcela.
Supongo que me pongo poético... Así me entiendo y así lo digo. Ni más, ni menos.
Mientras escribo suenan rarezas de Tame Impala: https://www.youtube.com/watch?v=1JNy5GcUjKw&list=PL7770442C3C747DC2
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