lunes, 23 de diciembre de 2013

Bienestar

A veces me doy cuenta de que estoy haciendo constantemente un sobreesfuerzo por estudiar a cualquier precio. Y no se puede. Llega un momento que la mente humana explota. La pájara, que me decía ayer mi madre. Yo soy el primero que constantemente está autoengañándose, pero eso luego acaba repercutiendo. Hay que conseguir estar bien. Si me duele la cabeza, me tomo un paracetamol. Por qué diantres no lo voy a hacer. No se trata de decir: estudio el MIR y ahora me fastidio todo el día. Hasta cierto punto quizá sí. Pero sólo hasta cierto punto. Hay que mantener un cierto bienestar, y yo llevo tiempo sin "cuidarme". Si me apagan la calefacción, he de pelear por encenderla otra vez, porque me muero de frío. Y así no hay quien estudie. Ese calorcillo interior mantiene las neuronas despiertas. Y si llevo varias horas delante del ordenador y me duelen los ojos, he de poner música, apagar la pantalla y cerrar los ojos. Si estoy muy nervioso tengo que parar y reflexionar por qué, ver si hay motivos... Y si me siento prisionero de la situación, hay que correr, saltar, gritar, tocar o reír.

Menudo discursito automotivacional. No va mucho conmigo, pero me doy cuenta de que es así, y así lo escribo, pues. ¡Música y a seguir!

AÑADO: De hecho me doy cuenta de que si me siento bien NO ME IMPORTA ESTUDIAR.

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